COMPONENTES

El departamento de música del IES Ibañez Martín está compuesto por los profesores:
CARMEN ROMERO SORIANO
TUDI MARTINEZ PEREZ
JOAQUIN SANCHEZ MARTINEZ

domingo, 1 de febrero de 2015

Beethoven ese sordo malhumorado y genial ¿Cómo? Te lo repito...Gaes se hubiese forrado con él


Ludwig van Beethoven (1770-1827)

Beethoven, fue un compositor alemán. Nació en una familia de origen flamenco. Su padre era alcohólico y su madre estaba frecuentemente enferma.   Su padre al ver que tenia muchas cualidades ante la música, quiso hacer de el un segundo Mozart. A una temprana edad su padre comenzó a enseñarle a tocar el órgano, piano y clarinete. 



La verdadera vocación musical de Beethoven no comenzó en realidad hasta 1779, cuando entró en contacto con el organista Christian Gottlob Neefe, quien se convirtió en su maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el estudio de Johann Sebastian Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría una profunda devoción.

En marzo de 1776, Beethoven dio su primer concierto,  a sus siete años de edad, aunque su padre dijo que su edad era 6 años para así destacar la habilidad de su hijo ante la música, el muy listo quería vivir de manager del pobre Ludwig. 
Miembro de la orquesta de la corte de Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig van Beethoven realizó un primer viaje a Viena con el propósito de recibir clases de Mozart. Sin embargo, la enfermedad y el posterior deceso de su madre le obligaron a regresar a su ciudad natal pocas semanas después de su llegada.
En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital austriaca para trabajar con Haydn y Antonio Salieri,(si, del que ya tenemos noticias por Mozart)y se dio a conocer como compositor y pianista en un concierto que tuvo lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como intérprete quedó bruscamente interrumpida a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por completo de la facultad auditiva.
Siempre atrevido, se mezclaba en las conversaciones íntimas, estallaba en ruidosas carcajadas, contaba chistes de dudoso gusto y ofendía con sus coléricas reacciones a los distinguidos presentes. Y no se comportaba de tal manera por no saber hacerlo de otro modo: se trataba de algo deliberado. Pretendía demostrar con toda claridad que jamás iba a admitir ningún patrón por encima de él, que el dinero no podía convertirlo en un ser dócil y que nunca se resignaría a asumir el papel que sus mecenas le reservaban: el de simple súbdito palaciego. En este rebelde propósito se mantuvo inflexible a lo largo de toda su vida. No es extraño que tal actitud despertase las críticas de quienes, aun reconociendo sinceramente que estaban ante un compositor de inmenso talento, lo tacharon de misántropo, megalómano y egoísta. Muchos se distanciaron de él y hubo quien llegó a retirarle el saludo y a negarle la entrada a sus salones, sin sospechar que Beethoven era la primera víctima de su carácter y sufría en silencio tales muestras de desafecto.
Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados también por la soledad y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor compositiva, e incluso fue la época en que creó sus obras más impresionantes y avanzadas.


Obras de Ludwig van Beethoven
La tradición divide la carrera de Beethoven en tres grandes períodos creativos o estilos, y si bien el uso los ha convertido en tópicos, no por ello resultan menos útiles a la hora de encuadrar su legado.
La primera época abarca las composiciones escritas hasta 1800, caracterizadas por seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Joseph Haydn y el clasicismo en general, sin excesivas innovaciones o rasgos personales. A este período pertenecen obras como el célebre Septimino o sus dos primeros conciertos para piano.
Una segunda manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este que puede considerarse de madurez, con obras plenamente originales en las que Ludwig van Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la forma y la expresión (la ópera Fidelio, sus ocho primeras sinfonías, sus tres últimos conciertos para piano, el Concierto para violín).
La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada por sus obras más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo por la novedad de su lenguaje armónico y su forma poco convencional; la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano representan la culminación de este período y del estilo de Ludwig van Beethoven.







x

No hay comentarios:

Publicar un comentario